El inexorable avance de la lógica de la barbarie


Jueves, doce de abril de 2012. Comentario a algunos titulares de la prensa del día:


“La monja acusada de robo de bebés se niega a declarar ante el juez” El País

Sor María aparece en la imagen que acompaña a la noticia con cara circunspecta, apesadumbrada, estoica bajo una nube de insultos y con mil arrugas que son las marcas de una vida coherente dedicada a aplicar a los demás el concepto del bien que le ha sido inculcado. En su criterio moral, ¿qué puede haber de malo en apartar a un recién nacido de la senda de Satanás?, ¿acaso no eran las madres solteras, adúlteras, impías, míseras, rojas o autoras de cualquier otro pecado mortal que las alejaba de la senda del único Dios al que sor María conoce, y que es, además, el único Dios verdadero? Sor María debe estar perpleja.


“Conde Roa defiende en el juzgado que no hay dolo en el impago” Faro de Vigo

Como también debe estar perplejo el alcalde de Santiago. Quién, si no él, arriesgó su capital para construir unas viviendas y ayudar con ello a modelar los pies de barro sobre los que se sostenía todo el sistema. ¿O acaso creíamos que, como dijera Le Corbusier, las casas son “máquinas para vivir”?. ¿No son las casas máquinas para multiplicar el dinero? Y ahora, a este probo promotor (y tal vez convencido defensor) del liberalismo se le achaca haber destinado el dinero de los impuestos a afrontar sus compromisos personales de pago. Él, un hombre coherente, de palabra, no puede andar dejando pufos por ahí. ¡Qué sería de su reputación! En la lógica liberal, y también en su fe inquebrantable, estamos castigados a ganar el pan con el sudor de nuestra frente: A cada boca, una frente... Y a lo único que llevan los impuestos es a compartir panes y sudores. Visto así, lógicamente, no hay dolo en el impago.


“Las granjas cobran por la leche menos que cuando entró el euro” La Voz de Galicia

¿Y qué pasa?, piensa, perplejo, el teórico liberal, ¿qué tiene que ver lo que cobran las granjas con el primer mandamiento del modelo de mercado, que no es sino la ley de la oferta y la demanda? Las cosas valen lo que el consumidor esté dispuesto a pagar por ellas. Se trata de un pacto entre el que paga y el que pone los precios. Y en un sistema que promueve a los intermediarios (para que se mueva la economía), el que pacta con el consumidor no es el productor, sino el último de los intermediarios. Y en la alimentación, como sector básico y estratégico que es, los intermediarios se han concentrado (centrales de compras, distribución, grandes superficies...). Así, son los que deciden cuánto están dispuestos a pagar al productor y, al mismo tiempo, tratan de influir en el deseo del consumidor para que esté dispuesto a pagar mucho más. Las herramientas de esa influencia son la estrategia de marca, el marketing, la publicidad y todo tipo de valores intangibles y, en menor medida, las transformación, la calidad y la seguridad alimentaria, que en la mayoría de los casos se ciñen a unos estándares legalmente impuestos.
El otro discurso, frente a la oferta y la demanda, que nos habla de valor de uso y valor de cambio, que nos habla de la plusvalía como valor del trabajo, y que nos debería hablar de otros costes, como el medioambiental y de otros condicionantes como el tratarse de un bien de primera necesidad, está hoy descartado por ser el fundamento argumental del marxismo o de los modelos intervencionistas.
Según los datos de la información, un ganadero cobra 310 euros por cada tonelada de leche que vende. Un consumidor paga 800 euros por cada tonelada de leche que compra (si tomamos como referencia un precio de libro de 0,80, es decir, barato).
Cuando yo era pequeño, mi madre me mandaba todos los días a la casa de la señora Carmen con una lechera esmaltada. Yo tenía que recorrer el carreiro de Lola (de unos 50 metros) para llegar. Si hubiese sido espabilado y "liberal", habría ganado más en ese minuto de camino que la señora Carmen comprando, criando y alimentando a la vaca. Sólo tendría que haber engañado, o de alguna manera engatusado, a mi madre sobre el precio.
Un engaño que, en el modelo de mercado, no es tal sino pura lógica.


“Sin piedad”. Maruja Torres. El País (muy recomendable)

Dentro de ese esquema de arrasamiento y derribo, claro que Rajoy y sus acompañantes constituyen la mejor opción. Lo que tienen que hacer lo hacen rápido, de un tajo, limpiamente, sin remordimientos”.
Lógicamente, como Sor María, como Conde Roa y como las grandes cadenas de alimentación... Sin remordimientos.

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