La influencia social en las decisiones será el éxito del 15M
Generalmente, es muy difícil hacer un análisis de un acontecimiento cuanto éste sucede, y la confusión aumenta si el narrador es también parte en ese acontecimiento. Decía Vasco Pratolini que los generales son los menos indicados para escribir la historia de una batalla. No se por qué me ha venido a la cabeza este genial escritor italiano, pero creo que también fue él quien dijo que todos vivimos en una celda cuyos límites son el mundo que podemos abarcar: hay quien nunca ha podido salir de su barrio, de su ciudad, de su provincia...
La reacción social conocida como 15M se encuentra en un momento crítico. Está claro que los destinatarios de sus ataques: los políticos y los grupos de influencia del capital, han adoptado la estrategia de taparse ojos y oídos para dejarlo morir. Están convencidos de que la ausencia de un objetivo inmediato, como pudieron ser las elecciones del 22, desactivará la protesta por la vía de la resignación, como siempre.
Una de las principales críticas que se han hecho al movimiento es el que haber confundido las formas con el fondo. Es cierto que la extensión de esta creencia puede desanimar. El pueblo (o al menos una parte) ha mostrado un arma más potente que cualquiera de las conocidas, pero resulta que estaba descargada. Inservible incluso para la disuasión. El arma deja de dar miedo cuando sabemos que no tiene munición.
Pero no estoy de acuerdo con esta crítica. De hecho, por ahora, todo se resume en una cuestión formal. Habrá que saber qué pasa cuando esta cuestión pase al fondo, es decir, a la toma de decisiones. El 15M mostró una forma (de organización caótica, espontánea, inmediata y distribuida en redes), frente a otra forma: la democracia “formal” (de organización vertical, esporádica, premeditada y expresada en las urnas).
Ambas formas pueden ser válidas para la toma de decisiones, pero la caótica, espontánea, inmediata y distribuida en redes es mucho más justa y democrática.
El Movimiento 15M eligió muy bien a los destinatarios de las protestas: los políticos que reciben la capacidad de tomar decisiones en las urnas y los grupos económicos y financieros que reciben la capacidad de tomar decisiones del dinero.
Esta concentración de poder deja fuera de los sistemas de legitimación democrática a grupos sociales con intereses comunes de la importancia de los trabajadores, pero también otros como los vecinos, las Organizaciones No Gubernamentales, etc.
La Democracia Participativa formulada por Heintz Dieterich Steffan propone que exista una cámara de representantes más (además del Congreso y el Senado), que actuaría como Cámara Económica y Social, con los sindicatos y la patronal. Además, las decisiones importantes requerirían de un método plebiscitario, habría que dar un sentido al Senado y dar voz a la sociedad en aquellas esferas excluidas de la política (que ya está en el Congreso) y la economía (en la Cámara Esconómica y social) que según su modelo, que no comparto en su totalidad, serían los aspectos culturales y militares.
Por eso creo que el verdadero acicate del Movimiento 15M debe clavarse en los lomos de los sindicatos, de las asociaciones de vecinos, de las ONGs... Las formas ensayadas por esos que muchos califican de “utópicos perroflautas” son las más acertadas y eficaces en este momento, por mucho que se puedan apagar momentáneamente por aquella falta de munición. Y si los sindicatos, las asociaciones de vecinos y muchas ONG siguen empeñadas en instalarse en el confort cautivo de las subvenciones otorgadas por los políticos y el capital, deben saber que llegará un día en el que el arma del 15M, en ese momento, sí, cargada de munición, les estallará en la cara.
La verdadera reválida del Movimiento 15M será cuando bien el Gobierno, bien el Congreso de los Diputados, bien el Poder Judicial o bien los poderes financieros (como el FMI o las agencias de calificación), estén próximos a adoptar una decisión concreta en contra de la voluntad popular. Será entonces cuando el Movimiento 15M tenga que volver a la calle, con toda su fuerza y cargada de munición dialéctica. La Ley Sinde, que muchos apuntan con el germen de este Movimiento, fue un ejemplo de reacción ante una decisión concreta. A partir de ahora, siempre ha de ser así. Ese será el éxito del Movimiento 15M y del uso de las redes sociales, que nos abren las puertas de la celda en la que estábamos condenados. El primer paso, irrenunciable, debería ser la lucha por el cambio de una Ley Electoral injusta y plutocrática.
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