Política y mass media en un mundo paralelo y cada vez más alejado del mundo real

Pienso que normalmente, todos los grupos tienden a crear mundos cerrados, en los que creen que la jerarquía de la realidad, del mundo real, coincide con los intereses comunes que cohesionan al grupo.
El problema surge cuando hablamos de grupos cuyo cometido principal es el de reflejar los intereses del mundo de verdad. Es el caso de los políticos (que gestionan la vida pública) y los mass media (que gestionan la información de interés público).
El seguimiento de la actualidad nos sugiere que lo que realmente creen estos políticos es que "dirigen" la vida pública, y que lo que realmente creen los mass media es que "dirigen" la información de interés público. Piensan que seguimos viviendo en esa sociedad en la que la información fluye verticalmente en una pirámide en la que ellos ocupan el vértice superior. Pero su objetivo no es manejar sus propios intereses, sino gestionar los intereses de otros.
Y, últimamente, cada vez protagonizan con más frecuencia espectáculos ridículos porque minusvaloran a aquellos a los que se deben. Vamos, que creen que somos idiotas.
¿Cómo, si no, se explica que todos los grandes periódicos incluyan en su información sobre el debate entre Zapatero y Rajoy una encuesta sobre quién ha ganado? ¿Cómo que quién ha ganado?
Efectivamente, para los mass media, y para un puñado de frikis o hooligans de la política, que suelen ser los que votan en esas encuestas, el Parlamento es como una especie de campo de fútbol o, mejor aún, un cuadrilátero de boxeo. El objetivo es ganar o perder, y cuanto más daño se haga al adversario, mejor.
Pero no debemos olvidar que el asunto de fondo, lo que de verdad discuten, es sobre el mundo real. Ese en el que más de cuatro millones de personas buscan trabajo y en el que todos buscamos el bienestar y, si es posible, un poco de felicidad.
Para lo único que sirven esas encuestas es para que estos políticos y estos medios sigan ensimismados ante el espectáculo de su propio ombligo. Para reafirmar que "El Mundo" es un periódico conservador, que "El Público" es un periódico afín al Partido Socialista, y que "El País" quiere mantener su beatífica (aunque perdida en el mundo real) aura de objetividad, y si puede ser debilitando a Zapatero, pues mejor.
El debate en el Congreso debería haber sido otro. Zapatero debería habernos convencido de que, esta vez sí, podemos creerle cuando nos habla de una próxima recuperación y no haber hablado sobre su capacidad para hacer pactos con otros partidos (no sólo de talante vive el hombre). Y Rajoy debería haber hablado de sus fórmulas para ayudar a esa próxima recuperación. La única victoria posible de este debate será un adelanto de la recuperación económica. Y nada más. Quien gana o quien pierde somos nosotros.
Por el contrario, mantuvieron su estrategia de golpes altos y bajos, su falta de empatía, de saber ponerse en el lugar de los que asistimos a su discusión con más esperanzas que la de ganar una absurda quiniela sin premio.
Y la falta de respeto por nosotros llegó al máximo cuando Rajoy propuso al PSOE que cambie al presidente del Gobierno. Porque realmente creen que es así. Que la designación del presidente corresponde a los partidos políticos. Porque no entienden la importancia de las formas en esa democracia que ellos mismos defienden y sostienen. Las formas dicen que al presidente lo designa un Parlamento, y que el Parlamento es designado por el Pueblo. Las formas dicen que la forma de cambiar a un presidente vivo, en plenas facultades y que no ha dimitido, es una moción de censura que deben discutir todos los representantes del Pueblo. Los partidos son meras herramientas, atajos para facilitar la elección. Aunque lo cierto es que lo están haciendo de otra forma, y que lo que de verdad defienden estos políticos son los intereses de los partidos y su poder para poner o quitar, no deberían llevar la burla a hacer un reconocimiento público como éste.
En el momento en que escribo ésto, Rajoy gana por goleada la encuesta de El Mundo, Zapatero la de El Público y en El País hay un empate. Una información muy útil, al menos para entender por qué los periódicos viven la mayor crisis de su historia, una crisis que los puede hacer desaparecer.

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