Palabras que adquieren nuevos sentidos

Dinero.- Estos días tropecé con la expresión “Real Money Trading” y con el dato sorprendente de que el 12 por ciento de los americanos habían comprado artículos virtuales en doce meses que fueron estudiados entre 2008 y 2009 (--). La forma en la que el capitalismo trata de adaptar su funcionamiento a los nuevos tiempos lleva a situaciones absurdas, como la descrita en esta encuesta, según la cual los chicos compran espadas para videojuegos de rol multijugador masivos en línea (MMORPG) y las chicas compran flores virtuales en Facebook. Parece de coña, pero si nos paramos a pensar, los mercados de valores funcionan también de esa forma delirante, ya que se sostienen en intangibles hasta que el castillo de naipes construido sobre esa base de humo se desmorona, como ha sucedido. Si se sigue este camino, no tardarán las espadas de los MMRPGs y las flores de Facebook en cotizar en Wall Street. Quiero pensar, sin embargo, que el dinero, tal y como lo entendemos hoy, puede tener los días contados. La especulación es un vicio de intermediarios y, con la facilidad con la que dos personas iguales pueden comunicarse actualmente (Peer to Peer), la necesidad de estos servicios intermedios puede entrar en declive. Y ya no es sólo por esa facilidad de comunicación interpersonal, sino también por las dificultades a las que se enfrenta cada vez más el comercio global debido a la falta de alternativas energéticas. Seguiré con interés la evolución de las prácticas de trueque o “bartering”, pero sobre todo, estaré atento a la nueva fórmula que amenaza al comercio: la de compartir.

Compartir (to share).- Es, sin duda, el gran concepto de nuestra era. El pueblo o, según el lenguaje del capitalismo, los consumidores, adquieren un enorme poder gracias a la capacidad que tienen de compartir satisfacciones e insatisfacciones, de intercambiar conocimientos y de optimizar el uso de bienes y servicios. Los intercambios de archivos han sido sólo el comienzo de un cambio radical en nuestro esquema de valores. En contra de lo que ha sido hasta ahora una creencia ciega de los mercados, no todo el valor tiene una traducción en precio. Al menos no en precio monetario. Pero, lo que sí está claro, es que ninguna compañía podrá tener futuro si no acepta asumir el coste de nuevos valores, como el de ser responsable con la sociedad de la que depende, el de mantener una reputación basada en la calidad, en la capacidad de sorprender, de innovar, de crear.

Reputación.- Muchos de los grandes éxitos empresariales de los últimos tiempos se sostienen en las posibilidades de la comunicación en red a través del “boca a oreja”. Experiencias tan dispares como Google, Apple o Zara se basan en este modelo de comunicación. Ninguna de estas compañías ha requerido de la publicidad para crecer exponencialmente. Su modelo de crecimiento se ha basado en la satisfacción de los clientes y su capacidad para expresar esa satisfacción a otros clientes potenciales. Pero conviene no olvidar que una reputación se construye a lo largo de muchos años, y se puede perder en cinco minutos. Sobre todo con el nuevo poder del individuo frente al poder en decadencia de las corporaciones, las mayorías o de la estadística. Una expresión de ese poder, basado en este caso en la creatividad, se encuentra en la experiencia del músico canadiense Dave Carrol y su canción "United brakes guitars", que compuso como protesta por el mal trato que recibió por parte de la compañía United Airlines y que se convirtió en un superéxito viral y en una pesadilla para la reputación de la aerolínea.

Poder.- La campaña de Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos utilizó el verbo poder (“Yes we can”) para expresar esa nueva capacidad de los individuos para cambiar la historia. En el idioma español, “poder” tiene un significado polisémico y tanto se refiere a esa capacidad individual como a la capacidad de tomar decisiones que afectan a los demás. Es curioso que, mucho antes del “Yes we can” de Obama, el lema del movimiento afro-americano fuera “Black power”. Creo que la evolución de uno a otro eslogan explica en verdadero cambio de sentido de la palabra “poder”.

La cadena de palabras con nuevos sentidos sigue, y seguramente otro día vuelvo sobre este argumento.

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